La Estela desconocida, detrás de la presidenta de las Abuelas

María Laura Gargarella, una de las guionistas, Susú Pecoraro y Estela de Carlotto revelan algunas claves de la ópera prima de Nicolás Gil Lavedra que aborda una historia nacida en plena oscuridad de la dictadura.
 
A veces me preguntan, ¿cómo se puede querer tanto a alguien sin conocerlo, sin saber qué siente, cuándo ríe, por qué sufre? Trato de imaginarme tu cara. Le pruebo bocas, ojos, gestos. Pienso que podés estar caminando al lado mío en la calle, mirando el mismo programa de tele o escuchando una misma canción. Naciste un 26 de junio de 1978... Hace 32 años que te llamás Guido y yo te extraño.”
De esa forma comienza Verdades verdaderas. La vida de Estela, una película en la que sin golpes bajos ni melodramas se refleja la intensa historia de lucha y amor de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Ambientada inicialmente en 1975, la ópera prima del director Nicolás Gil Lavedra reconstruye el día a día de la familia Carlotto en la ciudad de La Plata. Con una gran actuación de Susú Pecoraro, se refleja cómo una madre y directora de un colegio, completamente alejada de la política, cuelga el guardapolvo blanco para aferrarse al compromiso con los derechos humanos a partir de la desaparición de su hija Laura durante la última dictadura militar.
Cuando se entera por una joven que su hija estaba embarazada antes de ser asesinada por los genocidas, a esa incesante lucha por memoria, verdad y justicia se le sumó una razón más: encontrar a su nieto Guido. Hasta el día de hoy, Estela espera verlo cruzar la puerta preguntando por su verdadera identidad, por su historia, por su Abuela.
Se calcula que alrededor de 500 chicos fueron separados de sus madres durante los años de plomo. Desde 1980, año en que en plena dictadura militar las Abuelas encontraron a las primeras dos nietas, Tatiana y Mara Laura Ruarte, 105 fueron a sus familias biológicas.
Según explica María Laura Gargarella, coautora de la película junto a Jorge Maestro, que aparezcan esos nietos es uno de los efectos esperados: “Quisimos y queremos que los chicos que tengan dudas sobre su identidad se acerquen a Abuelas y sepan que hay un montón de gente con mucho amor para dar, que los están buscando y esperando desde hace años. El objetivo es que los jóvenes sepan qué paso. Es muy importante que se mantenga la memoria, porque mientras no aparezca hasta el último nieto que falta, esto no es pasado, es puro presente”, agrega la guionista.
Ese objetivo fue el que logró convencer a Estela de Carlotto de realizar una película biográfica sobre su vida. Según explica, al principio no quería exponerse a contar su historia, pero finalmente Gil Lavedra pudo recorrer el universo de Carlotto, su marido y sus cuatro hijos, y comenzar a hilar esta película. El director ya había tratado el tema de la restitución de los nietos en el cortometraje Identidad Perdida, que luego donó a Abuelas. Fue a partir de allí que el hijo de Ricardo Gil Lavedra, uno de los jueces del Juicio a las Juntas en 1985, estableció un vínculo especial con Carlotto.
“Me negaba por pudor, porque soy una mujer común y me parecía que yo no era la única abuela que hacía cosas, sino que somos una institución, donde somos todas mujeres que estamos en la misma lucha. ¿Para qué hacer una película de mi vida? La respuesta de Nicolás fue que iba a servir para difundir el tema, para poder encontrar más nietos”, explica Estela.
Lo que haría cualquier madre.Susú Pecoraro fue la encargada de interpretar la vida de la titular de Abuelas desde los años ’70 hasta la actualidad. “Toda la vida la había admirado y visto su manera particular de ser, de llegar a la gente, con una paciencia y respeto tan grande, así que cuando me llegó la propuesta sentí una alegría inmensa”, manifiesta la actriz que inmortalizó a Camila O’Gorman en la pantalla grande.
El film cuenta la historia de Estela desde la esfera íntima. No parte del personaje público conocido y admirado por muchos, sino desde la madre que busca a su hijo y a su nieto. “Lo que haría cualquier madre”, aclara Carlotto. Además refleja a una mujer que comparte alegrías y tristezas con su marido, afronta la pérdida de su hija y hasta la docente que debe disimular ante los llamados de su hija en la clandestinidad. Al respecto Estela explica: “Esta película está mostrando un treinta por ciento de lo que soy. El otro setenta por ciento es el que yo no quiero que aparezca, porque es lo que la sociedad impone como reconocimiento y sublimación de una persona”.
“Toda esa mujer ‘destacada’ por suerte no aparece porque sería como decir que yo soy distinta a las demás Abuelas. Sí que soy distinta, ninguna de nosotras es igual a las otras, por algo lidero y tengo una responsabilidad enorme. Pero somos iguales en el dolor, en lo que nos juntó, en lo que estamos haciendo las que todavía estamos en condiciones, donde muchas se nos han ido, se han enfermado. Y cuando se pone esta película en pantalla, escucho que otras abuelas dicen ‘esta es nuestra vida’ y es así”, dice Carlotto.
Pero lograr eso no fue tarea fácil. Sin lugares comunes y sin caer en lo trillado, la película muestra a una Estela de carne y hueso. “No queríamos una Estela de bronce, traicionarla en la expectativa que pudiera tener. ‘Cuenten la verdad’, fue lo único que nos dijo. Fue un laburo muy delicado, de mucho compromiso en ser muy atentos en lo que íbamos contando y en el cómo. Era fundamental encontrar sobre todo ese tono que pudiera conmover y no caer en el sentimentalismo, una cosa sensible y a la altura de ella, de Estela”, explica la guionista.
El modo de narración no es lineal: abunda un presente histórico que abarca la dictadura y principios de la democracia en el que se intercalan bellos flashbacks de Estela con su hija cuando era niña, y un presente de militancia. Con monólogos de Fernán Mirás y Laura Novoa destinados a un archivo (real) por y para jóvenes que aún ignoran su identidad, se refleja de manera emotiva la búsqueda incansable por la verdad.
Además de la sólida narración, el mérito de la película es un excelente trabajo de ambientación y maquillaje para la reconstrucción de la época. Susú Pecoraro representa a Estela de manera exacta, con una de las mejores interpretaciones de su carrera. “Que Estela me diga que soy ella, que su hijo, su secretaria personal y la gente me lo diga, no hace crecer mi ego, sino que produce que me vuelve el amor que yo le tengo. Lo único que quería era que la película sirviera para Estela y no serle infiel a nada. Hasta el mínimo gesto, las manos, la respiración. Quería que cuando ella lo viese se sintiera identificada”, dice la actriz.
Respecto de la interpretación de Pecoraro, Carlotto aporta: “Era yo, no sólo por su aspecto físico, el caminar, las manos, sino por todo. Era un revivirme en ella en la pantalla”. “Todo el amor que puse para crear a Estela me está volviendo. No hay persona que vea la película que no te pegue un abrazo largo”, dice la actriz, y agrega: “Ojala la vea muchísima gente. Es ese tipo de películas que con el tiempo se van poniendo más sabrosas”.
Dejando de lado todo resquicio político, enfocar la historia de Estela como una historia de amor y esperanza es uno de los mayores méritos de la película. “Mucha gente quizá tiene resistencia con el tema o piensa que la película es panfletaria o partidaria. Y no lo es. Si bien es una película política, porque tiene hechos políticos, es una historia de amor”, aclara la coautora.
“No es una película que esté orientada a un militante. Si algo nos ha enseñado Estela es a dirigirse a la sociedad con el mayor respeto. Hay que levantar ese pañuelo”, afirma la actriz que se luce junto a Alejandro Awada en el rol del esposo de Estela, Inés Efrón (Laura), Fernán Mirás (Guido), Laura Novoa (Claudia) y la participación especial de Rita Cortese y Carlos Portaluppi.
Para compensar la amargura de la historia que Estela sobrelleva con acción y determinación, al final de la película se muestra un puñado de los 105 finales felices, los de los jóvenes que gracias al trabajo de esa mujer se reencontraron con sus familias biológicas.
“Nosotros queríamos que no fuera asfixiante. Si bien la dureza de la historia no se puede esquivar, es ineludible, queríamos que tuviera una luz de esperanza al final porque en la realidad la tiene. La realidad tiene luces y sombras. Las luces son que ya se recuperaron 105 identidades, las abuelas siguen trabajando, y una de las cosas que más me llamaron la atención de conocer a Estela es la alegría. La historia tenía que representarla en ese sentido y tenía que terminar esperanzadora y luminosa”, reflexiona Gargarella.
Para Susú Pecoraro, “los finales felices conectan con el hoy, con todo lo que se logró y todo lo que aún no”. Estela de Carlotto aún no encontró a su nieto Guido. Ése es el final feliz más esperado.
500 Se estima que es la cantidad de chicos que fueron separados de sus madres biológicas durante la última dictadura militar.
105 Son los chicos recuperados hasta la fecha. Gracias a la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo se les restituyeron su identidad.
1980 En ese año, en plena dictadura militar, las Abuelas encontraron a las primeras dos nietas, Tatiana y Mara Laura Ruarte.
Título:
Verdades verdaderas. La vida de Estela.
director:
Nicolás Gil Lavedra
Elenco:
Susú Pecoraro, Alejandro Awada, Laura Novoa, Fernán Mirás, Inés Efron.

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