Cuando Mao conoció a Winona

Por Nahuel Coca

Internet se ha convertido en el vehículo de una novedosa manera de criticar y atacar a la sociedad capitalista. Jóvenes que piden dinero a cambio de nada o que directamente alientan al robo.
Según su proclama, ellos no roban: sólo mangan (o "manguean", para decirlo en argentino), acortan la distancia entre lo que nos venden y nuestros deseos, entre el burro y la zanahoria.
Yo mango, tú mangas, él manga




Yomango es una agrupación con sedes en las principales ciudades de España. Han publicado un libro, el Libro Rojo, con un Mao Tse-tung en la tapa que nos dice que ese libro "es la pera" (algo así como que es una maza). El subtítulo advierte: "No había venido nada más peligroso de China desde la neumonía asiática". En sus páginas, así como en el sitio web, se pueden encontrar recetas y consejos para robar sin ser "cojido" o "piyao". Por ejemplo, se explica todo el funcionamiento de los detectores magnéticos de los negocios y cómo sabotearlos, y se ofrece un curso detallado de evasión de cámaras de vigilancia. Todo con una ideología clara, aunque insólita.
En su manifiesto, los camaradas de Yomango desafían y diferencian su estilo de vida de cualquier otro. "El estilo Yomango no se vende, porque no puede ser comprado", dice Vladimir Perales (posiblemente sea un nombre de guerra, porque los otros dos líderes se llaman Misha y Yuri Gagarin). Vladimir explicó por e-mail que "comprar es un ejercicio pasivo, aburrido, alienante, un acto socialmente predeterminado; en cambio, mangar no sólo puede ser un acto de sabotaje con el que consigues los ingredientes para el cocido, puede ser también una práctica creativa y excitante".
Según ellos, el capitalismo cultural sobrevive mediante la explotación de la inteligencia y la creatividad colectiva. Esto está explicado en los manuales de economía del secundario: lo que se impone como una moda involuntaria sirve para nutrir con ideas al mercado y le define qué hay que producir y a qué precio venderlo. Todo lo que hacemos marca una tendencia. Así nacen las modas. Según la visión Yomango, "el capital se apropia de tus deseos y luego te los vende en una forma tonta y cara, convertidos en cosas". Es por eso que proponen "reapropiarse de tus deseos", legitimar y extender la "expropiación" de lo que antes de ser producido, pertenecía a todos nosotros.
Aquí hay algo de sociedad de defensa al consumidor, pero con un accionar preventivo. Como consumidores, se defienden antes de que nada les suceda, porque pasan de largo por la caja sin pagar por lo que se llevan. También hay un dudoso componente sociológico. ¿Cómo se determina quién inventa una moda? Generalmente, es algo tan espontáneo y generalizado que es imposible saber cómo y cuándo nació. Es como si alguno de los Beatles se fuera de la peluquería sin pagar por su corte, argumentando que ellos impusieron el flequillo lacio tipo casco en 1962, y se quejara a los gritos con consignas anticapitalistas (bloody money!).
Para ellos, mangar es también una forma de evitar el capital. Mientras menos dinero haga falta para satisfacer nuestros deseos, mejor. El dinero es la clave. Dinero Vs Yomango. Ellos no roban. Simplemente, dice Vladimir "es una extraña forma de gratuitidá" bajo la paradoja de dinero gratis.
Trabajar es ensayar la muerte
Dinero Gratis es también el nombre de otra asociación que opera en Barcelona. Más radical que la primera, manifiestan y empapelan las calles con pósters pidiendo plata. Trabajo no, plata. Se plantan en la puerta de los bancos a los gritos, como los cacerolazos argentinos pero con la diferencia de que el dinero no les pertenece. Según su filosofía, es de todos, pero de nadie.
Sus mentores son lo más poético que se pueda imaginar, por no decir que están en pedo. "Si la realidad ha enloquecido, tenemos que inventar conceptos delirantes." Para ellos, "el dinero gratis nos libra del dinero, cuya lógica es excluyente".
Tan equivocados no están: tener o no tener dinero marca la diferencia. En algunos, entre comer o no comer, curarse o enfermarse.
Los Dinero Gratis quieren quebrar esa lógica. Por eso quieren el trabajo bien lejos. "¿A 30 kms? ¿A 50 kms? ¡Cuanto más lejos mejor!" Si los oyeran los desempleados del mundo… Pero siguiendo sus conceptos, estos tíos dicen que esta vida está al servicio del trabajo. Para ellos, vivir y trabajar son la misma mierda y se proponen hacer de la huelga algo más que un paseo de muertos, "como nos proponen los sindicatos". "Nos cuesta admitir que no hay futuro: la realidad caga dinero, y nosotros acudimos corriendo en busca de migajas. ¿Cuándo nos atreveremos a escupirle su propia abyección?"
"Si todo me ata
si la puerta que se abre no da Afuera
si mis sueños son pesadillas que no tienen fin
si la única ventana que tengo es la televisión
¿Por qué he podido?
¿De dónde he sacado la fuerza para pensarlo?
Dinero gratis"
Queremos tanto a Winona
El "brazo armado" de Yomango es el SCCPP (Sabotaje Contra el Capital Pasándoselo Pipa), que con un poco de humor muestra a Mao junto a Winona Ryder. El manifiesto del SCCPP plantea cuestionamientos: "¿Será Winona el nuevo paradigma de agente revolucionario?".
¿Qué tendrá que ver –se preguntarán algunos– una actriz de dudoso talento y el líder histórico del comunismo chino? Esta metáfora va acoplada a otra, la del burro y la zanahoria. Esta agrupación los ha reunido con este ejemplo para mostrar su ideología, su forma de ver las cosas.
"Lo que Winona descubre ante los aprobadores ojos de Mao es cómo el burro saca del medio el palo para alcanzar la zanahoria que colgaba, siempre lejana. Winona no reniega de su zanahoria ni inventa otro mundo posible sin zanahorias, sino que directamente suprime las mediaciones, los palos, y accede con un bocado histórico a la jugosa zanahoria que parecía destinada a colgar siempre a una distancia invariable, independiente de lo que ella (¡pobrecita!) avanzara."


Quizás nosotros, que no nos cuestionamos tanto, no consideramos a la globalización tan peligrosa como para empezar a robar y a jugarse el pellejo. Queda claro que para pedir dinero gratis o para robar una pata de jamón serrano hay que tener en las venas cuatro partes de vodka, dos de suicida y hielo, mucho hielo.
De todas maneras, casi cualquier terrícola que no viva en el Congo se ve invadido a diario por miles de publicidades que hacen desear casi cualquier cosa. Se estima que un chico de cuatro años que mira un par de horas de televisión por día (en la Argentina, Cartoon Network es el canal de cable con más audiencia) es objeto de unos diez mil comerciales por año. ¡Cómo no vamos a desear! Durante toda nuestra vida perseguimos la zanahoria que Winona alcanzó. Queda claro que el futuro no será de los chanchos, sino de quienes les den de comer. Pero cuidado: no sea cosa que aparezca un cerdo Napoleón que desde lo más bajo del chiquero revolucione la granja. No sea cosa que aparezcan miles. Ahí te quiero ver.

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