¿Qué sueñan los héroes cuando están dormidos? ¿No es acaso durante la libertad del sueño cuando se revelan sus más profundos deseos y obsesiones?
Superman sueña que está desnudo en mitad de la calle. No recuerda cómo llegó hasta allí. Sabe que pronto todos se reirán de él.
Ulises sueña que entra en Ìtaca escondido en el caballo de Troya. Está convencido de que ingresa en una ciudad fantasma, pero no puede comprobarlo porque el vientre del caballo es opaco. Antes de poder salir, despierta.
Ernesto Guevara sueña que tiene una casa de dos plantas con jardín, una esposa rubia, un perro y un auto. Es sábado a la noche.
Sube al auto con su esposa, quien se ha puesto un vestido escotado y mucho perfume. Van al cine y después a cenar a un restaurante.
Sherlock Holmes sueña que encuentra un muerto en una habitación vacía, sin huellas, ni cenizas, ni olores. Es el crimen perfecto. Cuando se acerca al cadáver, descubre casi sin asombro que tiene su cara.
José de San Martín sueña que del otro lado de la Cordillera está lo mismo que de este lado, pero extrañamente deformado: las damas funden el metal de las armas para fabricar joyas, y su ejército es profesional, pero cobarde. Se despierta, inquieto, y vuelve a dormirse sólo para encontrar la turbadora mirada de aquel soldado realista que se atrevió a clavarle los ojos en San Lorenzo.
Hércules sueña que vuelve a luchar con la hidra, el monstruo de siete cabezas. A medida que va cortando las cabezas, surgen otras, en las que ve con espanto los rostros de sus hijos muertos.
Manuel Belgrano sueña que está en un salón, en Francia, sonriendo mientras mademoiselle Dupont toca el piano. De pronto descubre que, detrás de los abanicos, todas las señoritas tienen inconfundibles rasgos coyas.
Cada uno de los Gemelos Fantásticos sueña que mata al otro gemelo y absorbe su poder.
Patoruzú sueña que Cachorra, la novia de su primo Isidoro Cañones, se le ofrece insistentemente, y hacen el amor en los studs del hipódromo de Palermo.
Batman sueña que sus padres, desde el más allá, le preguntan cuándo va a sentar cabeza y casarse con una buena chica.
James Bond sueña que camina por una ciudad llena de mujeres. A cada paso que da, sólo ve chicas, señoritas y minones. Todas lo miran y se le insinúan como en una propaganda de desodorante. Comienza a costarle abrirse camino, ya que las mujeres se le abalanzan, lo abrazan y le tiran de la ropa. No recuerda adónde va, pero sabe que tiene que escapar.
Superhijitus sueña que las Chicas Superpoderosas lo rodean, lo surten a piñas, se ríen y se van.
Diego Maradona sueña que tiene siete años y le alcanza la pelota a Bochini en el medio de un partido. Bochini le acaricia la cabeza, pero enseguida la mano se convierte en garra y la cara muta a la de Joao Havelange.
Luis Alberto Spinetta sueña que juega en River, el capitán Beto le hace un pase maestro, él mete el gol y el Monumental explota en ovación.
Richard Coleman sueña que es David Bowie. Y todos nosotros soñamos ser héroes aunque sea por un día, por una vez.
¿Qué sueñan los héroes cuando están dormidos? ¿No es acaso durante la libertad del sueño cuando se revelan sus más profundos deseos y obsesiones?
Superman sueña que está desnudo en mitad de la calle. No recuerda cómo llegó hasta allí. Sabe que pronto todos se reirán de él.
Ulises sueña que entra en Ìtaca escondido en el caballo de Troya. Está convencido de que ingresa en una ciudad fantasma, pero no puede comprobarlo porque el vientre del caballo es opaco. Antes de poder salir, despierta.
Ernesto Guevara sueña que tiene una casa de dos plantas con jardín, una esposa rubia, un perro y un auto. Es sábado a la noche.
Sube al auto con su esposa, quien se ha puesto un vestido escotado y mucho perfume. Van al cine y después a cenar a un restaurante.
Sherlock Holmes sueña que encuentra un muerto en una habitación vacía, sin huellas, ni cenizas, ni olores. Es el crimen perfecto. Cuando se acerca al cadáver, descubre casi sin asombro que tiene su cara.
José de San Martín sueña que del otro lado de la Cordillera está lo mismo que de este lado, pero extrañamente deformado: las damas funden el metal de las armas para fabricar joyas, y su ejército es profesional, pero cobarde. Se despierta, inquieto, y vuelve a dormirse sólo para encontrar la turbadora mirada de aquel soldado realista que se atrevió a clavarle los ojos en San Lorenzo.
Hércules sueña que vuelve a luchar con la hidra, el monstruo de siete cabezas. A medida que va cortando las cabezas, surgen otras, en las que ve con espanto los rostros de sus hijos muertos.
Manuel Belgrano sueña que está en un salón, en Francia, sonriendo mientras mademoiselle Dupont toca el piano. De pronto descubre que, detrás de los abanicos, todas las señoritas tienen inconfundibles rasgos coyas.
Cada uno de los Gemelos Fantásticos sueña que mata al otro gemelo y absorbe su poder.
Patoruzú sueña que Cachorra, la novia de su primo Isidoro Cañones, se le ofrece insistentemente, y hacen el amor en los studs del hipódromo de Palermo.
Batman sueña que sus padres, desde el más allá, le preguntan cuándo va a sentar cabeza y casarse con una buena chica.
James Bond sueña que camina por una ciudad llena de mujeres. A cada paso que da, sólo ve chicas, señoritas y minones. Todas lo miran y se le insinúan como en una propaganda de desodorante. Comienza a costarle abrirse camino, ya que las mujeres se le abalanzan, lo abrazan y le tiran de la ropa. No recuerda adónde va, pero sabe que tiene que escapar.
Superhijitus sueña que las Chicas Superpoderosas lo rodean, lo surten a piñas, se ríen y se van.
Diego Maradona sueña que tiene siete años y le alcanza la pelota a Bochini en el medio de un partido. Bochini le acaricia la cabeza, pero enseguida la mano se convierte en garra y la cara muta a la de Joao Havelange.
Luis Alberto Spinetta sueña que juega en River, el capitán Beto le hace un pase maestro, él mete el gol y el Monumental explota en ovación.
Richard Coleman sueña que es David Bowie. Y todos nosotros soñamos ser héroes aunque sea por un día, por una vez.
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