LA UNIVERSIDAD DE LA CALLE

En Rosario nació una novedosa experiencia educativa, "la facultad libre", que abre la puerta a todos patas para arriba la educación formal. Con una nueva lógica, jóvenes y adultos con o sin profesión con las mismas materias. Un suceso con más de mil alumnos que promete extenderse a la región Una antigua casona, a metros del Monumento a la Bandera, rebosa de actividad: en mayo se convirtió en la sede central de la Facultad Libre de Rosario (FLR). Una idea independiente, que devino proyecto de educación alternativa, logró un apoyo clave del gobierno municipal de Rosario y se convirtió en el suceso del año. La ciudad crece y suena en grande y la FLR le da brillo, sin renunciar a su impertinencia de origen. Hasta Rosario llega a dar clases una auténtica selección nacional de intelectuales: Tomas Abraham, Beatriz Sarlo, León Rozitchner, Nicolás Casullo, Noé Jitrik, Luis Felipe Noé, Ricardo Forster, Manuel Mora y Araujo, David Viñas, Horacio González y Miguel Wiñazki entre otros -más de 60- docentes de todo el país, que desembarcan en la ciudad del Che y Olmedo, cada quince días. Todos bajo la dirección técnica de Fernando Peirone —director de la FLR— y Daniel Scarfó, secretario académico. "Cada materia me sorprende, ya me anoté en ocho", cuenta Carlos Rois. El alumno, de 60 años, que trabajó toda una vida en el mundo de las ciencias exactas, no puede creer el "entusiasmo y la creatividad que despliegan los docentes". Por su parte, Silvina Dezorzi, antropóloga y periodista destacada de la ciudad, encontró en la FLR "una diversidad tan grande, tanto en los docentes como en los alumnos, que abre a nuevas lecturas, a nuevas miradas". El desafío de la novedosa experiencia es "socializar el conocimiento", como dice en sus textos fundacionales. "Poniendo a consideración de un público masivo la más alta producción intelectual, científica y artística de la Argentina y América latina", se ufana. Para ingresar en la FLR el único requisito es "saber leer y escribir y tener 17 años cumplidos". Unos 1.200 inscriptos de rodas las edades, oficios y profesiones están concurriendo a las diez materias y cinco seminarios que se cursan en ocho lugares diferentes. Para la FLR el centro está en todos lados. Propicia la desconcentración del conocimiento, y por lo tanto, del poder. El cuerpo pedagógico principal se divide en cinco áreas con orientaciones temáticas opcionales (Política y ciudadanía, Arte y sociedad, Filosofía y calidad de vida, Comunicación y gestión, Educación e identidad) y una cantidad de seminarios y talleres a la carta contenido social, orientado a trabajar problemáticas de las distintas Rosario y el Gran Rosario. En este aspecto, resultó crucial la descentralización administrativa y política que le dio fama a la Rosario socialista de quince años. En los centros de distrito barriales, con programas especialmente diseñados, la FLR intenta descentralizare poder, ofreciendo herramientas a sectores privados de in tecnología y oportunidades. Con sus "partes y contrapartes", la FLR está pensad paradigma cine necesita ser puesto en cuestión por otra materia que oficia de complemento o contraparte. Como en un guión de cine, contrafigura ayuda a entender la historia. Es así como Responsabilidad Social Empresaria intenta desarrollar la idea de un empresario sensible y co responsable del espacio social que le dio la oportunidad de desarrollarse, y se complementa con Responsabilidad empresaria de la Cultura, una materia orientada a cuestionar una idea muy arraigada entre los actores culturales y sociales: la cultura sólo sobrevive si es subsidiada. Otro tanto sucede con “El arte de amar” (Eros) y “Temor y Temblor” (Tanátos) A propósito, y justo cuando una discusión tomó entidad en estos tiempos en la Argentina sobre pluralidad, diversidad, la FLR entiende que la diversión (diversidad) es un componente fundamental de enseñanza y el aprendizaje. Entre otras materias y jugadores estimula y desarrolla el sentido como un modo de comunidad y comunicación. Entre otros lujos, la FLR propone recuperar la tradición que hunde sus raíces en la antigüedad clásica y en las sabias costumbres de los pueblos aborígenes: el Consejo de Ancianos. Un cuerpo colegiado interdisciplinario compuesto por doce miembros eméritos provenientes de distintos puntos del país , verdaderas lumbreras nacionales cuya función será reunirse una vez cada seis meses para tratar temas especiales de la facultad. Alineada con esta idea, la FLR ofrece la materia De Senectute (Sobre la senectud), dictada por el filósofo cordobés Oscar del Barco, quien a su vez forma parte del Consejo de Ancianos.

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