• Quebrar el quietismo para construir una nueva perspectiva contra la sumisión contemplativa.
• Buscar la legitimidad de las rebeliones en los derechos naturales que reclaman, y no en la forma en que se vinculan con la violencia.
• Componer una alianza de egoístas, asociados por razones pragmáticas, para crear una maquina solidaria capaz de atravesar las líneas enemigas.
• Entender la revolución como la interrupción de este viaje histórico hacia la catástrofe.
• Organizar un pesimismo revolucionario, al servicio de las clases oprimidas, que no sea entendido como una resignación fatalista, sino como una (orina activa de impedir.
• Desconfiar del comportamiento de las masas y del futuro del socialismo, y no preocuparse por la decadencia de las naciones, sino por la amenaza del capitalismo sobre la humanidad.
• Desvincular la democracia del proceso electoral y plantear la creación de una verdadera democracia clasista.
• Fundar una mirada romántica revolucionaria, cuyo objetivo no sea retornar al pasado, sino tomar un desvío por éste hacia un porvenir utópico.
• Desobedecer el mandato del pensamiento único.
• Recuperar el valor de los esfuerzos heroicos.
MÁS PARA LEER
- Walter Benjamín. Aviso de incendio, de Michae! Lówy, F C.. E.
- Sobre la marcha de Nicolás Casullo, Colihue.
- La revolución y los intelectuales, de Fierre Naville, Galba.
- Baudelaire, de Walter Benjamín, Taurus.
- En las cimas de la desesperación, de E. M. Cioran, Tusquets.
- Política del rebelde, de Michel Onfray. Perfil
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